Dave Alvin - Public Domain: Songs from the Wild Land (2000)

Dave Alvin - Public Domain: Songs from the Wild Land (2000) - 4.1 out of 5 based on 7 votes

Ratio: 4 / 5

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 Junto a su hermano Phil, Dave Alvin fue el alma máter de the Blasters, una banda convertida en referente entre aquellas que se dedicaron e principios de los ochenta a revitalizar las raíces del R’n’R, entendiendo éstas como la etapa en la que las barreras entre el Blues, el Country y el Folk caían y generaban híbridos como el Rockabilly.

Phil asumía la poderosa y reconocible voz de la banda mientras Dave se ocupaba de la guitarra y de componer las canciones. Papeles, especialmente éste último, en los que se ha ganado un merecido respeto. Cuando dejó the Blasters en 1986 inició su propio camino y su áspera y castigada voz ha ido ganando matices desde entonces, hasta convertirse en un magnífico vehículo para las canciones que nos presenta en Public Domain.

Dave se olvida de su papel de compositor y como el título apunta nos presenta una colección de canciones que tienen en común que son del dominio público. Canciones populares que en algún caso pueden ser rastreadas hasta más de 150 años atrás. Revelándonos sus propias influencias, y las raíces de la música que hoy escuchamos, Alvin nos acerca a canciones que han perdurado en los repertorios de Folk y Old Time, junto a otras mucho más oscuras, pero tan auténticas y fascinantes que son una auténtica delicia. Canciones de marineros, de trabajadores del ferrocarril, de asesinatos… en un entorno instrumental predominantemente acústico, adecuado para ponerlas en su contexto. Canciones de las que el propio Dave Alvin dice que son como espíritus y describe en un texto que acompaña al CD:

Viven en el silencio de las montañas y los desiertos, en el espeso lodo de los ríos, en las interminables millas de terreno que se extienden entre los hogares y los centros comerciales, en la oscuridad más allá de las brillantes luces de las autopistas, las gasolineras y los rascacielos de oficinas, en edificios abandonados, fábricas cerradas, granjas desiertas, perdidos campos de batalla, praderas deshabitadas, en bares de Blues, Honky Tonks, terminales ferroviarias, establos, patios de atrás, coros de iglesia y en dormitorios. Como los viejos pinos y las gigantescas sequoias, nuestras canciones folk perduran más allá (y a pesar de) los caprichos del gusto popular actual y la gratificación instantánea de la cultura de usar y tirar.

Nuestras canciones folk viven en el lado agreste de nuestro corazón. No son reliquias de un pasado sentimental e idealizado. Nuestras canciones folk hablan de amor, celos, ira, deseo, venganza, desesperación, supervivencia y esperanza en el futuro. Son duras, tristes, pendencieras, tiernas y alegres imágenes de quiénes éramos, de dónde venimos, en qué nos hemos convertido y quiénes todavía somos. Mucho de lo que es bueno y malo de nosotros mismos está en estas canciones.

Son de dominio público. No pertenecen a nadie. Nos pertenecen a todos.

Hermosas palabras para describir un hermoso disco que fue merecedor del Grammy al ‘Best Contemporary Folk Album’. 

What the Deep Sea Say

Alan Jackson - The Bluegrass Album (2013)

Alan Jackson - The Bluegrass Album (2013) - 4.1 out of 5 based on 7 votes

Ratio: 4 / 5

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Alan Jackson lleva anunciando su deseo de grabar un álbum de Bluegrass desde hace años. Su colaboración con Alison Krauss en el papel de productora en 2006 nació con ese espíritu, pero dio como resultado Like Red on a Rose, del que se podrían decir muchas cosas pero difícilmente que sea un disco de Bluegrass.

En 2013 por fin convierte su intención en realidad, y en sus propias palabras por un par de motivos, pero principalmente: “realmente he hecho este álbum para mí. Quería hacer algo de lo que estar orgulloso, y del que la escena Bluegrass no se avergonzara. El Bluegrass es uno de los pocos estilos musicales tradicionales americanos que se ha mantenido fiel a sus raíces”. La honestidad de este proyecto lleva a titularlo de forma explícita The Bluegrass Album. Aquellos que pudieran comprar el disco sólo por ver que lo firma Alan Jackson no podrán decir que se verán defraudados o engañados.

Para llevar adelante su proyecto se apoya en su productor habitual Keith Stegall y en Adam Wright, que además es su sobrino. A su guitarrista de toda la vida Scott Coney, igualmente un enorme aficionado al Bluegrass, le faltó tiempo para postularse para el álbum, asumiendo también la labor de reunir la mejor banda posible. Las figuras de Rob Ickes (dobro), Adam Steffey (mandolina) y Sammy Shelor (banjo) se suman a los menos reconocidos, pero no menos versátiles, Tim Crouch (fiddle) y Tim Dishman (bajo). Una banda que en sólo dos sesiones de trabajo en estudio, grabando juntos y en directo con el propio Jackson apoyado en las voces de Don Rigsby y Ronnie Bowman, necesitó como mucho tres tomas para clavar cada uno de los catorce cortes del disco. La técnica de grabación también imbuida de un espíritu Bluegrass que Coney definía como “una jam-session que al final del segundo día nadie quería que acabara, lo que se nota en el disco”.

A Jackson, que firma ocho de los cortes, se le nota confortable en este entorno aunque, como la mayor figura de Country tradicionalista de su generación, con su voz como principal protagonista y lejos del 'High Lonesome Sound' de las voces definitorias del estilo, algunos temas acaben sonando más a Country acústico que a Bluegrass. Pero eso no quiere decir que no entienda y respete la esencia del estilo, tanto en los temas tratados en las canciones como en la forma de interpretarlos. Versiona a grandes como The Dillards, un referente de su juventud, con “There Is a Time”; y a Bill Monroe, al que reconoce no sólo como Padre del Bluegrass sino como una enorme influencia en sus propia forma de componer canciones, cerrando el álbum con “Blue Moon of Kentucky”, en un compás ¾ de vals, cercano a tal y como Monroe la ideó originalmente antes de que la versión de Elvis la llevara para los restos a un tempo más rápido. Sus temas propios, principalmente “Blue Ridge Mountain Song” y “Blue Side of Heaven” que brillan de forma especial, no desmerecen frente a semejantes clásicos.

En “Blacktop” (asfalto) se permite una crítica al mal reflejado tópico de los viejos buenos tiempos expresado en muchas canciones de Country contemporáneo a través de cómo se echan de menos las carreteras de tierra (‘dirt roads’). Él recuerda como uno de sus días más felices cuando en 1965 asfaltaron la que pasaba por delante de su casa: el barro dejó de ser un problema en los días de lluvia y el polvo dejó de manchar la ropa tendida y de entrarle en los ojos en los días secos. Implícito queda que difícilmente puede extrañar algo quien nunca lo ha vivido a diario.

Desde su incontestable posición, Alan Jackson se permite una vez más con The Bluegrass Album hacer lo que le apetece sin pensar en lo que seguramente podría reportarle mejor resultado económico. Con este tipo de trabajos es con los que un artista sólido y respetado, y que cuenta con una consolidada base de fieles fans que le seguirían allí donde fuera, se gana una reputación más allá de cifras de ventas y premios de la Industria.

Blue Ridge Mountain Song

 

Blacktop

Carl Perkins - Dance Album / Whole Lotta Shakin’ (1957-1958/2012)

Carl Perkins - Dance Album / Whole Lotta Shakin’ (1957-1958/2012) - 5.0 out of 5 based on 3 votes

Ratio: 5 / 5

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En 2012 Voodoo Records reeditó los dos primeros LPs de Carl Perkins: Dance Album (1957) y Whole Lotta Shakin’ (1958). Los dos álbumes se unieron en un solo CD al que se añaden cinco cortes originales grabados en la misma época. Estas sensacionales grabaciones ayudaron a definir a Carl Perkins como uno de los grandes ‘rockers’ de todos los tiempos, conteniendo las espectaculares canciones que le convirtieron en leyenda.

Dance Album es uno de los LPs más importantes de la historia del Rock’n’Roll, y sin duda a contar entre los cinco álbumes más importantes de Rockabilly. Es el documento grabado definitivo de un pionero del estilo como Carl Perkins. Fue originalmente lanzado por Sun Records en 1957, justo después de que Perkins siguiera los pasos de Elvis Presley abandonando la Sun por una de las ‘majors’. El álbum contiene temas grabados por Perkins para la discográfica de Memphis entre 1955 y 1957 (su incuestionable momento de mayor gloria). Como Presley y el resto de los primeros intérpretes de Rockabilly, Perkins mezclaba Country, Blues y Rhythm & Blues en un centelleante sonido pleno de energía, lujuria y pura vitalidad. En primer lugar, y principalmente, el LP es un virtual recopilatorio de grandes éxitos conteniendo sus temas más importantes, hoy convertidos en himnos. Combinados, estos cortes suponen el más puro y duro Rockabilly, alimentado por la enérgica y visceral guitarra de Perkins y su sincera voz. La desenfrenada intensidad de los éxitos (“Blue Suede Shoes”, “Matchbox” y “Boppin’ the Blues”) y de las canciones menos conocidas es tan apasionante y pegadiza como los propios temas de Elvis para la Sun. “Blue Suede Shoes”, sin duda su canción más conocida, ha sido considerada el primer verdadero éxito del Rock’n’Roll, en el sentido de que fue la primera que lo fue en los tres principales mercados. Algunos temas de Rhythm & Blues se habían vendido bien en el mercado Pop, como también lo habían conseguido temas Country, y Bill Haley ya había definido su híbrido de Pop y R&B. Pero nunca un tema se había vendido bien en los tres, no tardó mucho en superar el millón de copias vendidas. 

Blue Suede Shoes

La mayor parte del disco pasa a la misma velocidad -el tributo al two-step “Tennessee”, la animada “Your True Love”, la veloz versión Rockabilly del Blues “Right String, Wrong Yo Yo”- ralentizándose con el puro Country de “Sure to Fall” (que podría pasar por un tema perdido de Ernest Tubb) y la versión del éxito de los Platters “Only You” desde una visión más sencilla. Quizá éstos sean los únicos cambios de ritmo, tanto en tempo como en estilo, pero aportan al álbum alcance y un poco de aire. Más que un disco de Rock & Roll Dance Album es una pieza vital y  atemporal de la historia de la música americana, del que los Beatles versionaron prácticamente todos sus cortes.

Infeliz con su posición en la Sun y enfrentado a su mandamás, Sam Phillips, Carl Perkins siguió a su amigo y compañero de discográfica Johnny Cash a Columbia en 1958, debutando con la edición de Whole Lotta Shakin’, una colección de versiones de Rock’n’Roll que no contenía ninguno de sus éxitos ni tema original suyo. Principalmente se trataba de regrabaciones de canciones que se habían editado en la Sun y en otras discográficas pero con poco de la exuberancia de los originales, quizá debido al estado de Perkins, que se había recuperado de un accidente de coche que resultó casi fatal y que frenó su promoción en el momento álgido de su carrera, que había perdido a su hermano por cáncer y que ya había iniciado la que sería una larga y durísima relación con el alcohol. En cualquier caso Perkins era un rockero de primera categoría y se enfrenta con entusiasmo a los temas de Jerry Lee Lewis, Hank Williams, Little Richard y Elvis. Sin embargo a buena parte de estas sesiones se les añadió un saxofón que acaba embarullando los arreglos, peleado con los austeros punteos de Carl y haciendo que la fiesta sea menos disfrutable de lo que podría haber sido. El punto álgido del álbum llega con el ritmo Rockabilly de “Where the Rio de Rosa Flows” y la poderosa versión de “Jenny Jenny” de Little Richard.

En cualquier caso el cambio de compañía no resucitó su carrera como él esperaba, deberían pasar once años hasta que Carl Perkins lanzara su siguiente LP.

 

Nota: este comentario es, básicamente, traducción de las notas firmadas por Gary Blailock que acompañan al CD.

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