VV.AA. - I’ll Never Get Out of This Word Alive: Hank Williams Revisited (1998)
En esta recopilación, editada en Alemania por Trikont, se recogen veintitrés versiones del más diverso pelaje de canciones de Hank Williams, huyendo de aquellas que podríamos considerar más evidentes. La palma se la llevan “I’m So Lonesome I Could Cry” y “I Can’t Help It (If I’m Still in Love with You)” con tres versiones cada una, y cada una de ellas en las antípodas de las otras dos. Como atractivo añadido, se incluye un completo libreto con una biografía de Williams y la historia de cada una de las versiones incluidas… lamentablemente en alemán, aunque la biografía también esté en inglés. Así me ha resultado difícil seguirle la pista a alguno de los artistas que aquí aparecen.
Las versiones las podríamos dividir en tres grupos:
El primero sería el de las respetuosas con el original o que mantienen una fuerte conexión estilística con el mismo, aunque ninguna puede considerarse un calco, acorde con la filosofía general del disco. Entre ellas Skeeter Davis & NRBQ con “May you Never Be Alone Like Me”, la del grupo de Rock australiano Beasts of Bourbon que construyen una atormentada versión acústica de “Ramblin’ Man”, también podríamos colar aquí la de aires Country-Rock setenteros de The Burning Rubber Dolls “Weary Blues for Waiting” o la Folk-Rock llevada sobre las notas del violín de los Bedlam Rovers “Lonesome Whistle”. Más áspera, pausada y espartana es el “Lost Highway” interpretado por Townes Van Zandt. Por evidentes razones también entrarían en la categoría las de los pioneros del Rockabilly Charlie Feathers y Hasil Adkins, aunque sus respectivas versiones de “You Win Again” y “Lonesome Whistle” sean muy personales y, por último, la personalísima visión, como cualquier canción que cante, de “I Can’t Help It (If I’m Still in Love with You)” que nos ofrece Freddy Fender, dedicada a la exmujer de Williams, Audrey.
En el segundo grupo versiones que suponen un salto de estilo pero que consiguen convertirse en una nueva, remarcable y original visión de la canción o, por lo menos interesante. Así Buckweat Zydeco con Dwight Yoakam transforman “Hey Good Lookin’” en un Zydeco animado por el acordeón y Joe Patek convierte “May You Never Be Alone Like Me” en una marcha fúnebre al estilo de Nueva Orleans. No soy especialmente propenso a aceptar bien la mezcla de secciones de cuerdas y Hank Williams pero el suizo Stephan Eicher consigue un buen resultado con su versión de “I’m So Lonesome I Could Cry” mientras Charlie Rich le da a “You Win Again” un aire Soul. Pero si hablamos de Soul hay que destacar las dos versiones que brillan muy por encima de todas las demás aquí incluidas, Al Green y, especialmente, Isaac Hayes ofrecen unas sentidas interpretaciones de “I’m So Lonesome I Could Cry” y “I Can’t Help It (If I’m Still in Love with You)” tan elegantes como estremecedoras que, a pesar de la distancia que mantienen con el original, mantienen su espíritu. Absolutamente impresionantes.
Por último en el tercer grupo colocaría las que me resultan incalificables y/o fallidas. Ya produce distancia ver que una banda se llama Teenage Larvae, no te digo nada si descubres que uno de sus discos se titula Songs for Pigs… tras escuchar su versión de “I’m So Lonesome I Could Cry” sólo queda preguntarse: ¿era necesario?, quiero suponer que tentrá algún significado escondido la cacofonía en que se convierte el estribillo, ladridos de perro incluidos, o la distorsión de la voz del cantante, desde luego yo no se lo veo. Sin llegar a este límite el grupo Killdozer (de los que se suele decir que practican Country-Blues distorsionado), convierten “I Saw the Light” en algo parecido a un largo eructo. El “Ramblin’ Man” del grupo experimental The Residents, sólo merece el mismo calificativo que se aplica al propio grupo, experimento. La versión isleña, casi Reggae de “Jambalaya” de los APC AllStars no supera el apelativo de curiosa. Link Wray hace uso de sus espectaculares habilidades como guitarrista para crear una melancólica atmósfera que arropa su voz en “I Can’t Help It (If I’m Still in Love with You)”, que habría resultado mucho mejor si se hubiera quedado en meramente instrumental. No he conseguido averiguar quién es Alfred A.Alfa o si realmente tiene la edad que parece pero, desde luego, si es el niño chillón que aparenta ser en “Your Cheatin’ Heart”, sus padres deberían haberle prohibido acercarse a un aparato de grabación... y si no lo es, todavía peor. A Jad Fair se le califica como intérprete de Rock primitivo, no creo que ese calificativo justifique cantar “Jambalaya” como lo haría mi abuela si se hubiera dejado la dentadura en el cajón de la mesilla de noche, especialmente si no eres mi abuela que, por lo menos, cantaría sin forzar para parecerlo.
De todas formas, independientemente de lo afortunadas que resulten las versiones incluidas, si algo prueba este disco es la enorme influencia de Hank Williams en la música que actualmente se escucha en el mundo, basta con revisar el amplio espectro geográfico y estilístico que cubren los artistas recogidos en el álbum. Las versiones que incluye tienen la misma facilidad de dejarte con la boca abierta que de hacerte buscar precipitadamente el botón de siguiente tema, resulta imposible quedar indiferente ante esta recopilación. Queda reservado para fans acérrimos de Hank Williams con curiosidad por comprobar lo alargada que es su sombra y cómo se pueden llegar a transformar sus canciones.