Merle Haggard - Serving 190 Proof (1979)

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Merle Haggard - Serving 190 Proof (1979) - 4.6 out of 5 based on 5 votes

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Merle Haggard es uno de los iconos incontestables de la música Country pero a finales de los 70, reconocido por él mismo, no pasaba por su mejor momento ni personal ni artístico. Serving 190 Proof es una suerte de catarsis personal, de terapia para salir de un punto de no retorno. Y ¿cómo lo hace? Incluyendo más canciones con su firma de las que es habitual, exponiendo su estado de ánimo y sus sentimientos y consiguiendo por el camino uno de los álbumes más destacables de su carrera.

El tono general del álbum es de calmada introspección, apenas incorporando algún medio tiempo. “Footlights”, que lo abre, sirve de carta de presentación, cantando en primera persona con melancolía, casi diría con resignación, sobre un cantante al que sonríe el éxito, que sería la envidia de cualquiera, pero que duda sobre a dónde le lleva la vida. En el Honky Tonk con metales incorporados “Got Lonely Too Early this Morning” la soledad le sorprende demasiado pronto en la madrugada, cuando todavía no está preparado para el dolor. Con “Driftwood”, rozando el Folk, avisa a su amada con delicadeza que él es como un trozo de madera al que arrastra la marea y que no podrá estar con ella para siempre.

Cuatro singles se extrajeron del disco y, curiosamente, los cuatro alcanzaron el cuarto puesto en las listas Billboard de Country. En la dramática drinkin’ songHeaven Was a Drink of Wine” siguiendo terapia contra el alcoholismo se pregunta si ayudaría al psiquiatra decirle que todas las manchas que le enseña “me parecen corazones rotos”, él no era dado a la bebida pero “cuando me dejó, bajé al infierno, y el cielo era un trago de vino”. “I Must Have Done Something Bad” es una de las dos canciones que no llevan su firma, y tras la reflexión de que algo malo debe haber hecho pagándolo una y otra vez, lo peor llega cuando es abandonado, sin entenderlo, porque “si pensara que mi mano estaba contra ti, por qué me habría cortado el brazo / abandonándolo y dejándolo atrás. / Si pensara que necesitabas dinero, por qué habría vendido mi alma, / e incluso habría robado a los pobres y los ciegos”. Unas muestras de amor tan dramáticas como la desesperación en la que vive.

Algo más alegre y con dejes de Western Swing, “My Own Kind of Hat” supone, en muchos aspectos, una declaración de principios. “Cowboys y Outlaws (…) / Yo me mantengo aquí donde estoy. / Porque llevo mi propio tipo de sombrero”. Como el resto del disco Country sin concesiones a las nuevas corrientes dominantes en la Industria. Ni al Countrypolitan, ni al emergente sonido Outlaw. Teniendo en cuenta lo cercano que estaba el divorcio de Hag de Bonnie Owens, tras trece años de matrimonio y una fructífera relación musical, “Red Bandana” también tiene algo de su propia vida cuando canta “nunca serás Bobbie McGee aunque lo intentas. / Pero no puedo cambiar y vivir de la forma que tú quieres”.

De todas formas el disco acaba optimista con “Sing a Family Song”, la familia como refugio de todos los males, y con la delicada y espectacular balada “Roses in the Winter”, que nos deja con la esperanza de que “encontraremos rosas en invierno / llegarán buenos momentos con los malos. / Amor es todo lo que necesitamos”.

Que Merle Haggard es un intérprete excepcional no es descubrir nada a nadie, pero cuando las canciones son tan cercanas a su propia vida (cosa tampoco nada rara a lo largo de su carrera), la excelencia está asegurada. Impresionante álbum.

Nota: El LP original de 1979 fue reeditado en CD por MCA en 1994.

 

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