Jeannie C. Riley - Harper Valley P.T.A. (1968)
Muy pocas canciones pueden ponerse a la altura de la popularidad que consiguió “Harper Valley P.T.A.”, una composición de Tom T. Hall que en la voz de Jeannie C. Riley vendió como single más de seis millones de unidades. Convirtiendo a Riley en la primera mujer que, en 1968, conseguiría liderar las listas de Country y generales simultáneamente y reportándole, además, el Grammy a la mejor interpretación femenina de Country.
Por si no fueran suficiente las cifras de ventas, tampoco se pueden poner muchos ejemplos de canciones cuya letra tenga tanta miga como para inspirar el argumento de una película, en este caso protagonizada por Barbara Eden en 1978 y no se me ocurre ninguno que, además, también diera para una serie de TV, repitiendo Barbara Eden como protagonista, y que aguantó dos temporadas en antena en los ochenta.
¿Y qué tiene la canción para que consiguiera semejante repercusión?
Si hay algo que distingue el Country de otros estilos es que sus canciones cuentan historias (o por lo menos así solía ser). Los veintidós versos de “Harper Valley P.T.A.” dan para la más acerada crítica a la hipocresía de la sociedad que se haya escrito. Pero no como concepto general, sino a través de una situación particular, entrando en los detalles más sórdidos de los “bienpensantes” que se permiten llamar la atención a una joven madre viuda sobre como está criando a su hija porque sus vestidos son demasiado cortos. Sí, parece una tontería, y posiblemente lo sea visto con los ojos del siglo XXI. Pero hay que pensar que la canción se escribió en los sesenta del pasado siglo y, especialmente cuando se habla de respetados personajes que resultan ser adúlteros, borrachos o poseedores de vicios aún más inconfesables, se convirtió en escandalosa. La orgullosa y agresiva interpretación de Riley es espectacular, subrayando el enfado y la superioridad moral de la acusada sobre los acusadores.
El álbum que siguió al single desarrolla aún más algunos de los personajes que se nos presentan en la canción en apenas un par de líneas, casi calcando su ritmo y en el mismo estilo interpretativo de ésta. Dedicando “Mr. Harper” al borracho alcalde y hombre más rico de la ciudad, descendiente de la familia que la fundó y casado con una mujer mucho más joven que tiene la costumbre de no dormir en casa (curiosa la voz que se le da a Mr. Harper cuando responde a las preguntas que se le hacen); también aparece la chismosa mujer que bebe en secreto porque sabe que su vida no la lleva a ningún sitio: “Slippin’ Shirley Thompson”; u otra mujer a la que habría que preguntar por qué mantiene siempre bajadas las persianas de su casa: “Widow Jones”... y a la que todo hombre del pueblo por encima de trece años debe sus conocimientos sobre anatomía femenina.
El resto de cortes se apartan de la trama del pueblo en el que sucede todo, manteniendo el tono y añadiendo algún deje más folkie como en “Shed Me no Tears”, pero en cualquier caso evitando los coros y secciones de cuerda que inundaban Nashville en aquellos tiempos, convirtiendo el álbum en bastante más intemporal que otras grabaciones contemporáneas del mismo.
Magnífico disco, aunque corto al incluir sólo ocho canciones, que redondea y profundiza en el argumento de una canción histórica e imprescindible.
Nota: Sun Entertainment Corporation reeditó en 1996 en CD el LP original.
Comentarios
Que, por supuesto, es tu favorita
Bueno, vale, Billy Ray Cyrus tambien hizo una versión