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COUNTRYPOLITAN: El Country abre nuevos mercados

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En Nashville siempre se ha mirado por el negocio. El afán por expandir el mercado incluso ha dado lugar a subgéneros claramente identificables. El Countrypolitan acabó por agotar una fórmula que en sus primeros momentos lo cierto es que supo unir la calidad con el éxito.

Durante muchos años, desde que iniciara su evolución a partir del folklore del Sur de EEUU, la base de la música Country se asentaba principalmente en las cuerdas, ya fueran fiddles o guitarras. Basados en esa instrumentación básica fueron emergiendo nuevos estilos de Country, como el Honky Tonk o el Western Swing, aunque el más exitoso de todos los hijos del Country fue el Rockabilly, la combinación de Country con Rhythm and Blues, que cambiaría el panorama musical para siempre. En los 50 el Rockabilly estaba ganando popularidad a costa del propio Country mainstream de la época.

Con el objetivo de no perder posiciones comercialmente y con el deseo de expandir su audiencia, el mainstream desarrolló una nueva evolución estilística. El nuevo estilo fue inicialmente conocido como Nashville Sound, pero posteriormente evolucionó para ser bautizado como Countrypolitan. Rebuscando por Internet, encontramos una de las mejores descripciones posibles para la palabrita:

Countrypolitan: una evolución del Nashville Sound de los 50, entre los géneros con una mayor vocación comercial del Country. El Nashville Sound apareció en los 50 como una manera de acercar el Country a las audiencias Pop. Chet Atkins, director de la división de Country de RCA, lideró el movimiento. Atkins diseñó un sonido suave y comercial asentado sobre las estructuras de las canciones de Country, pero abandonando toda la instrumentación del Hillbilly o el Honky Tonk. Contrató a músicos de sesión y coordinó las nuevas producciones de orientación Pop con matices de Jazz. De la misma forma y simultáneamente, Owen Bradley creaba en Decca producciones, principalmente con Patsy Cline, que contaban con un sofisticado trabajo de producción y suaves e intrincadas instrumentaciones. Gradualmente más discos de los que se editaban en Nashville fueron incorporando este estilo de producción y el Nashville Sound empezó a incorporar secciones de cuerda y coros vocales. A finales de los 60 el Nashville Sound se convirtió en Countrypolitan, que enfatizaba las florituras poperas, en las que se sobreponían capas y capas de teclados, guitarras, secciones de cuerdas y coros. Los discos Countrypolitan estaban diseñados para saltar a la radio Pop, y frecuentemente lo conseguían. El nuevo sonido dominó las listas de Country en los 70 y mantuvo su popularidad hasta principios de los 80.

Entre los artistas que tradicionalmente se asocian al nuevo estilo podemos citar a Loretta Lynn, Conway Twitty, Lynn Anderson, Don Gibson, George Jones, Porter Wagoner, Tammy Wynette, Brenda Lee, Kitty Wells y Charley Pride, aunque la más reconocida de las artistas Countrypolitan de todos los tiempos es, por supuesto, Patsy Cline, junto a Jim Reeves y Eddy Arnold. Tal y como se puede ver en Sweet Dreams, la película de 1985 protagonizada por Jessica Lange que relataba la vida de Patsy Cline, incluso los propios artistas ponían reparos al nuevo estilo. En una escena de la película Cline se enfrenta a su manager, Randy Hughes, porque cree que las coristas que la acompañan “ahogan su voz”. También podemos ver otra escena en la que el productor Owen Bradley le dice a Cline que lo haga como siempre, “a su propia manera” (la de Bradley, por supuesto). De todas formas, grandes artistas como Cline, Lynn o Jones fueron capaces de adaptarse al estilo sin sacrificar el Country que amaban.

A medida que el Nashville Sound derivaba hacia el Countrypolitan cada vez un mayor número de artistas se pasaban al nuevo sonido de Country-Pop. Entre éstos encontramos nombres como los de Glen Campbell, Charlie Rich, Kenny Rogers, Barbara Mandrell y John Denver. Denver mezcló en su música el Folk, el Country y el Pop, con una fórmula que convenció a los fans del Country, de la radio Country y del establishment. Su primer éxito crossover fue en 1971, con la que se convertiría en su canción más popular "Take Me Home, Country Roads".

Pero el nuevo sonido no sólo permitía a los intérpretes de Country saltar a las listas de Pop, también artistas de Pop conseguían entrar en las de Country. Los Eagles consiguieron un éxito Country en 1975 con “Lying Eyes”. Olivia Newton John y Linda Rondstadt también consiguieron éxitos por el mismo camino. Entre las canciones de Rondstadt que escalaron las listas de Country encontramos "When Will I Be Loved" (1975) y "Blue Bayou" (1977). Olivia Newton John convirtió en éxitos de Country temas como “Let Me Be There” (1973), gracias al cual (y al álbum que llevaba el mismo título) fue nombrada mejor vocalista femenina por la CMA en 1974. Las voces discrepantes ante tantas concesiones al Pop se oyeron altas y claras en Nashville, llegando a provocar dimisiones en la propia CMA. Otros éxitos de Newton-John fueron "If You Love Me (Let Me Know)" y "I Honestly Love You" (ambos en 1974), "Have You Never Been Mellow" (1975) y "Please Mr. Please". De todas formas ni Linda ni Olivia conseguirían ser realmente aceptadas por la industria del Country.

Los artistas de Pop que cruzaban la línea hacia el Country tradicionalmente no han sido tan bien aceptados por Nashville como los que han seguido el camino contrario. La única que podría ser considerada como la excepción a la regla sería Anne Murray. Empezó su carrera como una cantante de Pop, pero conseguía sistemáticamente crossovers entre las listas, que parecían naturales y eran bien recibidos. Algunos de sus grandes éxitos lo fueron en ambas listas, por ejemplo "Walk Right Back" (1978), "You Needed Me" (1978), "Could I Have This Dance" (1980) y "A Little Good News" (1982).

Tanto los Outlaws, desde mediados de los 70, como los nuevos tradicionalistas, en los 80, fueron desplazando progresivamente a los artistas Countrypolitan de las listas de éxitos, precisamente con un retorno a las raíces. El golpe de gracia llegó con la tremenda popularidad que alcanzó el llamado New Country en los 90, que provocó definitivamente la desaparición del Countrypolitan del mainstream.

Aunque el estilo viviera sus mejores momentos en las décadas de los 60 y 70, todavía sobrevive y suena en discos recientes. Entre las nuevas generaciones podemos encontrar retazos de Countrypolitan incluido en algunos de sus discos. Ejemplos podemos escucharlos en temas de Allison Moorer, Junior Brown, Lee Roy Parnell, y los Mavericks. Incluso Dwight Yoakam, quizá el máximo exponente contemporáneo del Bakersfield Sound, ha incluido Countrypolitan en alguno de sus discos, mostrándose como un artista capaz de presentar el Country contando con la diversidad de estilos que lo componen.

En nuestros días contamos con una de las más aventajadas alumnas de Patsy Cline, Mandy Barnett. En sus discos podemos descubrir cuánto de Countrypolitan hay en su música. Su álbum I've Got A Right To Cry fue el último trabajo del pionero del Nashville Sound Owen Bradley, antes de su fallecimiento en 1999. Se trata de un disco que recibió el aplauso casi unánime de la crítica y que seguramente mereció mejor suerte comercial, mostrando cuán cercana se siente Mandy de su mayor influencia También producido por Owen Bradley encontramos el magnífico Shadowland (1988) de K.D. Lang, en el que ésta nos ofrece su particular visión de los sonidos que consiguieron dominar prácticamente tres décadas de listas Country.

 

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