Tractors, the - Fast Girl (2001)
The Tractors tomaron las listas de Country al asalto en 1994 con un primer álbum que, pese a escaparse de los parámetros habituales de los lanzamientos Nashville, se convirtió en doble platino aprovechando el bombazo que supuso el single “Baby Likes to Rock It”. Eran, y son, un grupo de músicos profesionales reunidos en torno al inspirador del proyecto, Steve Ripley. Ni guapos, ni jóvenes, pero sí poseedores de un enorme talento y experiencia en cada uno de sus instrumentos. Tampoco se empeñaron en exprimir aquel éxito y sus lanzamientos han sido muy espaciados en el tiempo, manteniendo un perdurable espíritu de grupo de amigos que se reúnen para hacer la música que les gusta.
Fast Girl fue su tercer álbum (cuarto contando el navideño editado en 1995), reafirmando unas señas de identidad que Ripley, aun contando con la más moderna tecnología, resume perfectamente con la frase: “un micrófono, una habitación, poco tiempo”, conservando el empeño por recrear la atmósfera de grabación de un estudio de los años cuarenta, cincuenta y sesenta, cuando se grababa su música favorita. Así la magia de las primeras tomas y los arranques en falso dota a Fast Girl de una fresca, alegre, contagiosa y muy disfrutable informal naturalidad.
Este fue el trabajo de The Tractors en el que, a la fecha de su edición, más había del Ripley individuo (voz, guitarra, productor y autor de la mayor parte de las canciones) que de proyecto de banda. El número de colaboradores roza la treintena, faltan los que hasta el momento podían ser considerados miembros estables, pero siguen presentes los que fueron compañeros de escenario de Elvis en los setenta James Burton (guitarra) y D.J. Fontana (batería). También destacan Sam Bush a la mandolina y Leon Russell que alterna piano y órgano, figura crucial del Tulsa Sound que impregna el disco y al que Ripley reconoce como jefe, maestro y amigo por más de veinticinco años.
El animado ritmo del álbum rememora y reverdece el natural contacto entre el Country el Boogie que la magia de The Tractors convierte en un sonido relajado pero compacto, como sonaría el motor de un viejo pero fiable tractor que sigue ofreciendo el mejor rendimiento. Conviven Western Swing, Rockabilly, Country y R’n’R, temas propios y versiones de Bob Dylan (“On the Road Again”) y Moon Mullican (“Don’t Ever Take My Picture Down”) con la emotiva balada “Ready to Cry”. Incluyendo repetidas alusiones explícitas, o con guiños de complicidad al oyente, a lo divertida y refrescante que era la música de antaño. En esta línea, y como cierre, no me resisto a transcribir la siguiente estrofa de la canción “It’s a Beautiful Thing”:
Can’t Get Nowhere
Comentarios
Y añado que la portada es una obra de arte
A la que se añaden otro buen puñado de ilustraciones de similar tono y estilo que adornan el libreto que acompaña al CD.